Utilizar los conceptos de Julián Marías “proyecto”, “instalación” y “entusiasmo” para abordar la cuestión del sentido de la vida. Se plantea como una problemática ética referida a la satisfacción con uno mismo (perspectiva deliberadamente individualista). El problema no es “qué debo hacer” (planteamiento ético clásico, orientado hacia la relación entre el sujeto y la sociedad) sino “por qué no debo suicidarme” (planteamiento contemporáneo, típicamente existencialista: la sociedad se aparece como algo ajeno al individuo, como una circunstancia externa análoga a la naturaleza). Nuestra situación histórica, social e ideológica nos obliga a comenzar por este tipo de planteamientos: solo podemos pensar desde nuestra circunstancia. Ahora bien, lo que corresponde es analizar críticamente ese planteamiento y mostrar, en primer lugar, su dependencia de nuestra circunstancia. Una vez que hemos tomado conciencia de la contingencia del problema, de las razones históricas que determinan que nos planteemos la cuestión de ese modo, habremos dado el primer paso no tanto para encontrar una solución al problema como para plantearlo de un modo distinto. Nuestro objetivo no debe ser encontrar una solución, sino mostrar que el problema puede ser visto de otro modo.
Unamuno a José Antonio Primo de Rivera, Rafael Sánchez Mazas y Francisco Bravo, 10 de febrero de 1935: “Sigo los trabajos de ustedes. Yo soy sólo un viejo que ha de morir liberal, y al comprobar que la juventud ya no nos sigue, algunas veces creo ser un superviviente. Cuando de estudiante me puse a traducir a Hegel, acaso pude ser uno de los precursores de ustedes.” Unamuno reconoce a Hegel como referente teórico de los falangistas: se apunta a la centralidad de las “síntesis superadoras” en el falangismo. Ello confirmaría que la “voluntad asuntiva y superadora” de Laín y los “falangistas liberales” era consecuencia directa del pensamiento de Primo de Rivera, falangismo puro, auténtico. El “grupo Escorial” se limitó a seguir las pautas indicadas por su líder.
Palabras de Sánchez Mazas en el mitin de esa noche: “Hemos venido a Salamanca para recordar los lazos entrañables que nos ligan con una de las figuras españolas más originales y fuertes de la época, para subrayar que nos unen con don Miguel de Unamuno disparidades entrañables, como también con otras gentes nos separan afinidades de origen. Don Miguel es el adversario que enseña y del que puede aprenderse, y nosotros, que tenemos como fin principal exaltar todos los valores de España, no podemos por menos de saludarle al hablar en esta su Salamanca imperial, labradora y letrada.” ¿Primera manifestación de “integración cultural”, de síntesis en el orden de los valores culturales?
Textos en Francisco Bravo, José Antonio, el hombre, el jefe, el camarada, Madrid: Ediciones Españolas, 1939, págs. 87 y 91-92, citado en José María García de Tuñón Aza, “Miguel de Unamuno y su res pública [sic]”, en El Catoblepas, nº 124, junio de 2012.
La voluntad de síntesis se expresa en los escritos de José Antonio en el orden de los regionalismos, las clases sociales y los partidos políticos, pero no en el de la cultura. En cambio, ese será el principal interés del “grupo de Escorial”, quizás porque en los otros órdenes el margen de maniobra era mucho menor.